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el diluvio Una amazona galopa frente a mí en un corcel blanco y me Ileva a conocer páramos dichosos: montañas empinadas, una estepa de piedras, un lago azul que crece cada vez que lo miro. Al niño que soy lo hipnotiza ese riesgo. Le recuerda el azul de tus ojos, restos de alguna luz o de algún Ilanto, las noches en vela, tu alarma envidiosa por mi cuerpo que crece. Me protejo de esa añoranza en un hotel decadente, erigido en la cima de algún promontorio. Ahora, también llueve. Me asomo. Celosías verdes, olor de verano. Como no puedo dejar de mirar, la estepa será pronto un mar y el hotel un buque titilante a orillas del viento. Hemos comenzado a zozobrar. Ya no hay quien detenga esa luz que nos arrasa de cuajo y nos Ileva como un ángel a la intemperie más pura. |
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©1994, Maria Negroni. Translation ©1997, Anne Twitty.
ARCHIPELAGO Vol. 1, No. 1, Spring 1997
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